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segunda-feira, 12 de setembro de 2011

Homenage al 11 de septiembro de nosotros!

El Uruguayo Eduardo Galeano de visita en Chile en 1988 para recibir el premio José Carrasco lee "Un pueblo llamado Salvador Allende". Grabación de Teleanálisis, noticiero de oposición a la dictadura de Pinochet.

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Un pueblo llamado Salvador Allende

En la sierra mexicana de Nayarit, había una comunidad que no tenía nombre. Desde hacía siglos, esa comunidad de indios huicholes andaba buscando uno. Carlos González, uno de ellos lo encontró de pura casualidad.


Este indio huichol había ido a la ciudad de Tepic para comprar semillas y visitar parientes. Al atravesar un basural, recogió un libro tirado entre los desperdicios.


Sentado a la sombra de un alero, empezó a descifrar páginas. El libro hablaba de un país de nombre raro, que Carlos no sabía ubicar, pero que debía estar bien lejos de México, y contaba una historia de hace pocos años.


En el camino de regreso, caminando sierra arriba, Carlos siguió leyendo. No podía desprenderse de esta historia de horror y de bravura. El personaje central del libro era un hombre que había sabido cumplir su palabra.


Al llegar a la aldea, Carlos anunció, eufórico: ¡por fin tenemos nombre! Y leyó el libro, en voz alta, para todos. La tropezada lectura le ocupó casi una semana. Después, las ciento cincuenta familias votaron. Todas por sí. Con bailares y cantares se selló el bautizo.


Ahora tienen como llamarse. Esta comunidad lleva el nombre de un hombre digno que no dudó a la hora de elegir entre la traición y la muerte.


"Voy para Salvador Allende", dicen ahora los caminantes.

Veja a leitura feita por Eduardo Galeano, no vídeo abaixo:



Comentários do Senhor C.:

- Nas asas da política de amnésia, louva-se a exaustão um acontecimento de fato lamentável pois ceifou a vida de milhares de pessoas, mas a respeito do qual pesam sérias dúvidas sobre seus verdadeiros responsáveis. Enquanto isso, se relega ao esquecimento outro acontecimento - desta vez, mais próximo de nós e que também nos afetou profundamente, sobre o qual não pesam dúvidas sobre a participação dos Estados Unidos em seu planejamento e apoio a execução. Depois deste dia, o continente latino americano mergulhou na longa noite escura e trágica da mão de ferro militar que matou, sequestrou, torturou e impôs a sociedade latinoamericana longos anos de sofrimento e silêncio. Louvemos nossos mártires, lembremos os que lutaram e tombaram contra um regime totalitário e vil, tanto quanto lamentemos os que morreram no atentado de 2001. Só não devemos nos compungir com um, e deixar para as gerações de agora uma sensação que aquele 11 de setembro não aconteceu, porque simplesmente se apagou no tempo.


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